Ernesto Aroche Aguilar
Copas, condones, botellas de agua o cualquier cosa que ofrezca un plus se ha vuelto una herramienta de mercadotecnia para ganar la preferencia del usuario en un negocio que ha crecido en los últimos 10 años más de un 300 por ciento, con crecimientos trianuales casi sin control y bajo la dirección de unos cuantos grupos empresariales: los moteles en Puebla, reconoció en entrevista el presidente estatal de la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM), Manuel Domínguez Gabián; aunque se sabe que ex funcionarios y políticos están relacionados con esos negocios mediante prestanombres.
Hasta antes del inicio de la administración municipal encabezada por el actual gobernador Mario Marín Torres (1999-2002) el número de este tipo de establecimientos ubicados dentro de la capital angelopolitana sumaba 17. A su salida, el priista dejó como saldo la autorización de 13 moteles más, poco menos del doble de los que encontró al inicio de su administración municipal.
Por su parte, el panista y también alcalde de la ciudad, Luis Paredes (2002-2005), elevó el número de establecimientos a más de 40, autorizando la apertura del mismo número de establecimientos que su antecesor, en tanto que la actual administración, que encabeza el ex rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Enrique Doger Guerrero, lleva autorizados cinco nuevos moteles desde febrero de 2005, fecha en que tomó posesión del cargo.
Así, aunque la Tesorería local tienen registrados 49 establecimientos con la denominación de motel, la Secretaría de Turismo eleva a 61 el número de instalaciones con capacidad de ofrecer albergue temporal como hostales, hoteles sin clasificación, casas de huéspedes, autohoteles y moteles.
Por su parte, la delegación estatal de la AMHM cuantifica en 100 el número de inmuebles que ofrecen su servicio dentro de la ciudad de Puebla y la zona conurbada, mientras que a nivel nacional la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles calcula, conservadoramente en 4 mil los establecimientos de este tipo.
El boom, para unos cuantos
De acuerdo con datos oficiales, el motel más viejo en funciones, ubicado en la colonia Los Remedios, data de 1915; desde entonces y hasta antes del inicio de la administración municipal encabezada por el priista Mario Marín Torres, 16 más abrieron sus puertas, en distintos momentos y periodos, y han logrado llegar hasta nuestros días.
Sólo que hoy la crisis provocada por las autorizaciones sin medida y algunas situaciones de desprestigio para ese tipo de establecimientos tienen al sector muy lejos de los años en el que tener un motel parecía “el negocio del siglo, como señala tajante Domínguez Gabián al ser entrevistado.
El boom se originó durante el trienio 1999-2002, cuando el actual gobernador entregó 13 licencias de funcionamiento, siete de ellas, en el último mes de la administración, que llevó como eslogan “Recuperemos nuestra ciudad”.
Beneficiando, de acuerdo con datos del Registro Público de la Propiedad, a unas cuantas familias agrupadas en tres grupos empresariales: uno encabezado por las familias Canteli y Ponce de León; otro más que lleva entre sus miembros a los Muradas, a los Rivas Otero, a los Otero Puga y a los Lorenzo Martínez, por mencionar algunos cuantos, y el que tiene como razón social “Comercializadora Dhem S.A de C.V.”.
Y aunque, de acuerdo con las apreciaciones del líder estatal de los moteleros, el mayor número de licencias se entregó durante el periodo 2002-2005, que fue identificado por el azul y el naranja como los colores oficiales y que llevó como cabeza a Luis Eduardo del Sagrado Corazón de Jesús Paredes Moctezuma, al menos de manera oficial el número de licencias otorgadas fue el mismo: 13.
Pero Domínguez Gabián insistió al asegurar que algunas de las licencias otorgadas durante el trienio de Paredes todavía esperan un buen momento para ser utilizadas.
¿Giros negros?
“Se estima que del total de los 12 mil hoteles de país, entre 30 y 35 por ciento son de paso”, informó hace algunas semanas el diario Reforma, citando al presidente nacional del organismo aglutinador del sector, Jesús Náder Marcos.
Entrevistado en aquel diario, el representante reconoció que, a nivel nacional, algunos de estos establecimientos se ofrecen como centros de entretenimiento, con venta de bebidas alcohólicas y la posible participación de “damas”, ofreciendo, “aparte el alquiler de la habitación”.
En los últimos cinco años, consigna la nota, estos hoteles han aumentado en un 20 por ciento anual en promedio, con unidades pequeñas de 30 habitaciones, dejando utilidades de entre 80 y 50 por ciento más que un hotel de corte turístico.
En cambio, en Puebla, el crecimiento registrado, apunta el líder estatal, alcanza el 300 por ciento en los últimos 10 años, lo que ha originado una competencia no siempre “leal”, como la califica Domínguez Gabián.
“La verdad es que los moteles crecieron mucho en los últimos 10 años: 300 por ciento, pues la gente se dejó deslumbrar pensando que los moteles eran el negocio del siglo, lo que ha provocado una situación difícil en el sector, la ocupación que registramos apenas alcanza a cubrir entre el 50 y 60 por ciento del total de habitaciones”.
Por ello, señala el motelero, la competencia ha provocado que por un lado los precios por habitación bajen hasta niveles de 130 pesos, cuando la cuota mínima establecida por al AMHM se coloca por arriba de los 200 pesos, y por el otro que se busquen alternativas o promociones para atraer a los clientes.
“En la asociación no tenemos un control de precios. Base de 200 pesos en habitación; de ahí arriba, lo que quieras, pero no menos de eso. Se trata de no regalar para que no se desacredite el negocio; en cambio con la gente que no está dentro de la asociación los costos se reducen hasta 130 pesos o 150 pesos, ésos son los que regalan cubas. Los que están haciendo competencia desleal”, aunque nunca al grado de llegar a ofrecer “damas”, como señaló al diario Reforma el líder nacional. “Lo que algunos ofrecen son copas gratis o preservativos, o que las botellas de agua o cosas así, pero ni siquiera hemos permitido que se utilicen como bares swinger o para cambios de parejas”.
Domínguez Gabián asegura que como presidente estatal, cargo al que llegó “desde hace ya varios años”, ha buscado cambiar la imagen que se tiene de los moteles, “que dejen de ser considerados como giros negros y que pasen a ser un sitio de servicios”.
Pero hay situaciones que no ayudan a cambiar la imagen; señala: “Lo único en que tenemos problemas es en que se siguen vendiendo las películas dizque grabadas en los moteles con parejas teniendo relaciones sexuales, pero no son grabadas en nuestros establecimientos, son grabadas en casas particulares; sí, con posturas y todo, pero no dentro de las habitaciones de un motel, pero nos perjudica que pongan “motel equis” o “moteles en Puebla” o cosas así en la portada.
Por su parte, Gustavo Ponce de León García, delegado estatal de la AMHM, aseguró que como organismo han firmado un convenio con la PGJE mediante el cual “cada año se nos imparte un seminario que se llama Prevención al delito en hoteles y moteles. Nosotros no podemos saber qué intenciones trae un huésped, puede ir a dormir o etcétera; por ese motivo nos dan ciertas técnicas para que desde nuestra óptica ver, por la actitud, si salen y entran, si reciben llamadas extrañas, si el huésped recibe gente extraña, pues nos damos cuenta, y tenemos tres años con estos cursos”.
Sin estudio de por medio
En la edificación de ese tipo de establecimientos no hay análisis previo, ni estudio urbano ni nada, reconocieron Domínguez Gabián y Ponce de León García. Por ello el crecimiento ha provocado la saturación del mercado.
“Nadie en el gobierno nos pide opinión como asociación cuando se solicita un permiso para instalar un nuevo motel, y no hay estudios previos más que los proyectos de obra”, insiste Domínguez
Para el líder estatal el gobierno lo único que observa es los ingresos que le puede generar que se otorgue la licencia: “Al gobierno lo que le interesa es que se pague el uso de suelo. Ahí, entre unas cosas y otras, el permiso te cuesta entre 600 mil y 700 mil pesos. Los socios han dicho que deberíamos hablar con el presidente municipal para que se detenga la entrega de licencias, porque el negocio se nos está saliendo de las manos, pero es muy difícil, porque son recursos que el estado necesita para trabajar”.
Cuestionado sobre la posibilidad de que dentro de los más de 100 establecimientos que albergan la ciudad y su zona conurbana podría haber políticos metidos a moteleros, el empresario respondió: “Mucha gente se va con la idea de que esto es un gran negocio, cuando en la realidad ya no es tanto. Hay grupos viejos, de hoteleros y moteleros. Yo trabajo, no sé quienes son los socios y no nos interesa saberlo. Es muy aventurado decir si son prestanombres. Hay grupos nuevos, sí, pero eso no significa nada”.
Publicado en La Jornada de Oriente el 4 de diciembre 2006